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 “Son cosas que van pasando como en mi enfermedad, en la vida. A cualquier persona le pasan cosas, podes tirarte a llorar o aceptarlo”.

 

¿Te asustaste cuando te dijeron que tenías cáncer?

 

Es dura la palabra, es fuerte, sí. Es imposible no tener miedo, el miedo es un sentimiento común a cualquier persona, el tema es qué hacés con el miedo, porque el miedo te puede paralizar y mandarte al fondo o te puede activar y dar la adrenalina y pilas para meterle para adelante. Pero sí, tuve miedo.

 

¿Siempre fuiste así muy positivo?

 

Siempre fui así. ¿Viste que cuando uno quiere hacer algo la gente siempre te quiere pinchar el globito? Bueno yo soy el que dice “no pasa nada no pasa nada”. Le di para adelante y acá estoy, no sé qué va a pasar; ahora estoy bien y eso es lo importante”

 

Después de hacer la quimioterapia yo ya estaba sano en teoría, sabía que estaba la posibilidad de  la recaída, pero bueno uno nunca va a pensar que va a tener una recaída. Empecé “sí el año que viene”, empecé a hacer planes como siempre y después me agarro la recaída y… “bueno flaco tenés que venir de nuevo al hospital”, entonces ahora es como que no hago más planes de nada. Más allá de hoy, mañana, en la semana, que se yo qué es lo que va a pasar el año que viene. Nadie sabe, ni yo que tuve leucemia ni nadie.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

¿Y en tu círculo íntimo también estaba este mismo positivismo?

 

Mi familia siempre decía que cuando venían a verme a mí salían y estaban con todas las pilas, como que los llenaba de energía. Yo me acuerdo el primer día que me dicen que tengo cáncer que vienen todos a verme llorando. Obviamente que es común, es normal que pase eso, pero a mí me dijo el médico que yo me iba a curar, que tenía que responder al tratamiento y que tenía que estar contento. Entonces entra mi novia llorando, mis viejos, parecía un velorio, y yo digo “no me morí, estoy acá, vamos a meterle onda, a meterle pilas”. Y a partir de ahí le prohibí a todo el mundo llorar, pero no porque me fuera a hacer mal a mí, sino porque “llorá después si me llega a pasar algo malo, no llores ahora”. Entonces a partir de ahí fue todo buena onda, energía.

 

 

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