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Lichu Zeno - Historia de vida en primera persona

Lisandro (Lichu) Zeno es un joven rosarino que a partir de noviembre de 2014 cambió su vida por completo cuando le diagnosticaran Leucemia. El estudiante de medicina dio un giro de 360°, modificó su visión de la realidad y de su propia vida y se transformó en voluntario para ayudar a otras personas que padecen su misma enfermedad.

Desde el día que le dijeron

"tenés cáncer", a pesar del

temor que esto le transmitía,

decidió enfrentar la enfermedad

de la mejor manera: con

positivismo, ganas, voluntad,

fuerzas y, sobre todo, el deseo

de seguir viviendo. Pero Lichu no

se detuvo ahí… Durante su lucha

por conseguir su propio donante

de médula ósea, la última "vida"

que le quedaba para curarse de

este cáncer en la sangre, se

ocupó de concientizar y hacer

campaña para que todos sepan de la importancia de donar "médula", de lo fácil que es y de la gran recompensa que trae aparejada la donación, no solo para él sino para todas las personas que padecen leucemia en Rosario, en el país y en el mundo.

Lichu transformó su adversidad en esperanza y ese es el gran mensaje que intentó transmitir. Logró el cariño de mucha gente, grandes figuras como Messi y el Papa Francisco le dieron su mensaje de afecto y apoyaron su campaña para lograr conseguir a su donante.

 

 

 

 

 

 

 

Es la famosa frase de Lisandro que lo guió en esta difícil batalla y que utilizaron sus amigos y familiares. Fue su grupo de rugby los que se raparon y plasmaron el “NO PASA NADA MAESTRO” en bandera como muestra de apoyo a su compañero y amigo.

 

¿Tuviste algún síntoma? ¿Cómo te diagnosticaron leucemia?

 

Hace más o menos un año arrancó esto, me salieron unas manchitas en las piernas y yo como estudio medicina a la semana dije “algo raro tengo”. Al principio uno siempre tiende a decir no tengo nada, me debe haber picado un mosquito, me debo haber lastimado jugando al rugby. Y al final, como no se iban y encima me empezó a sangrar la nariz varias horas seguidas, dije “tengo algún problema en las plaquetas”, que son las células que te coagulan la sangre, como cuando te cortas y enseguida te deja de sangrar.

 

Al día siguiente me fui a hacer unos estudios de sangre y me dio mal, muy mal. Entonces me llamó el médico de nuevo y ahí me hicieron una punción de médula y me dijeron que tenía leucemia. Fue así, sin previo aviso. Una noticia así tan fuerte que te la dan de la nada, porque yo el día anterior estaba tomando algo. No es que estaba enfermo o estaba mal, estaba haciendo vida normal.

 

Y ahí me diagnosticaron y ya me quedé internado. Tuve que arrancar con las sesiones de quimioterapia y todas esas cosas.

 

Contanos como en paralelo a tu lucha pudiste arrancar con las campañas de concientización sobre de la importancia de ser donante.

 

Se fue dando todo de forma natural. Una cosa lleva a la otra, no es que dije “bueno mi objetivo es que todo el mundo se concientice”. Al principio cuando yo estaba internado me explicaron que si con las quimioterapias no funcionaba, iba a tener que recibir un trasplante de médula. Yo casi recibido de médico no tenía ni idea de lo que era, no sabía cómo era el tema de ser donante, de la compatibilidad, de nada. Y ahí me explicaron lo fácil que es y que de la cantidad de donantes que haya en el banco iba a depender que yo encuentre a alguien compatible o no.

 

Entonces dije “no puede ser que no lo haya sabido yo ni nadie lo sepa”. Y empecé a contárselo a mis familiares, a mis amigos, a conocidos y se fue dando todo. Me empecé a juntar con gente que está en ONG’s que se encargan de temas de salud o de otros temas y empezamos a organizar colectas de sangre y de médula ósea. Al principio arrancamos con la idea de hacer una colecta por mes y ahora estamos haciendo casi dos por semana, la gente responde muy bien.

 

¿Cómo arranca la búsqueda de un donante y cómo se dio en tu caso?

 

Lo primero que se busca es dentro de tus hermanos la compatibilidad, que se da en un 25% de los casos. Pero la mayoría de las personas que necesitan trasplante van para el banco mundial a buscar, esto es una gran red que nuclea a todos los donantes de todo el mundo. Primero mis hermanos no me dieron compatibles, ahí perdí una vida. Yo decía que tenía vidas, así como los jueguitos (Risas). Primero con las quimios que no funcionaron perdí una vida, después con mis hermanos perdí otra, y me quedaba la última que era el banco mundial que si no había ningún donante no tenía ningún tipo de chance de sobrevivir. Así de corta.

 

Y es hasta el día de hoy que soy optimista, yo sabía que iba a aparecer un donante. Quería creer eso, además uno se aferra a la vida. Si voy a pensar que no voy a encontrar donante me tiró al río y ya está. Yo sabía que iba a aparecer. Después me dan la noticia de que había donantes y que había como cuatro personas bastante parecidas a mí, pero una que era igual igual igual. Mientras más compatibilidad, menos riesgos de rechazo. El tema era que anda a saber cuándo se anotó esta persona. Era un brasilero que estaba anotado capaz hace diez años, entonces lo querían ubicar y no lo ubicaban. El Incucai tenía los datos, todo, pero no lo podían ubicar. Fueron diez días de que lo tenés pero no lo tenés. Y ahí se generó una movida en las redes, todo el mundo buscaba al brasilero, todo el mundo etiquetaba a los amigos brasileros que tenían; ahí apareció el mensaje del papa mandándome fuerzas, Messi buscando al brasilero que tiene treinta millones de seguidores, y todo el mundo queriendo hacer algo para ayudarme. Todo eso era increíble, la verdad que yo no lo podía creer, entraba a Facebook y veía todo ese quilombo por mí de gente que ni siquiera me conocía. Porque tus amigos está bueno que te ayuden, y siempre te ayudan, pero un montón de gente que no me conocía me escribía y me mandaba fuerzas. Me emocionó más eso que cuando me dijeron “apareció tu donante”, porque yo estaba convencido de que iba a aparecer, pero eso no me lo esperaba, tanto apoyo de toda la gente”.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 ¿Qué le dirías a tu donante si lo tuvieras enfrente en estos momentos?

 

“Que estoy vivo gracias a él, no lo conozco pero lo quiero como si fuera un hermano. No se cómo explicar, no se puede explicar”.

 

En todo este camino que comenzó hace un año, Lichu destaca lo fundamental que es mantenerse con buen ánimo para sobrellevar una enfermedad riesgosa. "Yo actué como me salió en el momento, uno se aferra a la vida siempre, es un instinto de supervivencia. A mí el médico me dijo que yo tenía que estar contento, que no me tenía que deprimir. Así que traté de trabajar la cabeza lo máximo posible para no bajonearme, incluso a mí me decían los médicos que la gente que llega medio enferma, medio bajoneada, es la que generalmente anda mal, y la gente que viene con más pilas y con más ganas de lucharla les va bien. Incluso hay estudios que dicen que la cabeza manda”, afirma.

 

Se cuentan los días como los bebés. Bueno, tengo casi cien días. Está bueno porque ya es un tiempo importante. El período más riesgoso son los primeros seis meses después del trasplante, pero sobre todo los primeros dos meses, entonces la etapa más crítica ya la pasé.

 

¿Cuáles son tus objetivos de acá en adelante?

 

Antes yo iba a ser urólogo como mi viejo y ahora no me veo ni en pedo haciendo cirugías, estando en un hospital. Yo estuve tanto tiempo en un hospital, en el año estuve como seis meses internado. No me veo diez horas por día trabajando, me veo haciendo una parte más social.

 

NO PASA NADA MAESTRO"

             la búsqueda

del donante compatible

                                 saludos a lichu

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